miércoles, 2 de diciembre de 2015

La Montaña Laberíntica




Desde lejos te veo y una fuerza superior me lleva hacia a vos. Tu enorme poder de atracción me hipnotiza, me deja sin aliento, me moviliza...

A medida que me acerco puedo sentir la belleza de tu quietud. Respiro profundo y permito que mi corazón se aquiete, sintonice con tu energía.

Penetro suavemente en tu interior, pierdo la conciencia de tu estructura sólida e imponente. Miles de caminos se trazan frente a mí, cierro los ojos y elijo escuchando la sabiduría de mi útero.

Me deslizo sin pensar, observo el espacio y escucho mi cuerpo. El camino elegido se trunca, me enfrento al vacío y me descubro temblando, paralizada ante el inmenso abismo.

Casi sin aliento cambio mi rumbo, indago el ambiente y me desplazo lentamente. Me siento protegida y acogida por este camino nuevo, llego a un lugar sin salida.

Me tumbo a descansar en ese rincón cálido, puedo sentir el latido de la montaña. Me dejo mecer, me siento en paz, sin pensamientos. Conecto con la levedad de mi ser.

He perdido la noción del tiempo, estoy en calma y centrada. Vuelvo a crear mi rumbo, esta vez me muevo con los ojos cerrados... Me guían mis sentidos internos conectados al corazón de la montaña.

Soy consciente de mi laberinto, lo acepto y disfruto de este momento.



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